Entre Nosotros
Tiempo de María agradece el estímulo que recibe de los oyentes de las distintas emisoras por las cuales se transmite “Tiempo de María”, que nos expresan su alegría de contar con un espacio mariano que, en muchos casos, les es una compañía muy querida. No solamente por la oración en común, encomendando todos las necesidades de cada uno, sino por las reflexiones, historias y testimonios, que escuchan con atención, y les dejan una enseñanza o motivo de reflexión.
¡Que Dios los bendiga!
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Relato de una pequeña historia
Hace muchos años, tres personas estaban empeñadas en tener en el dial uruguayo, una audición para rezar el Santo Rosario, en reemplazo de la que se había cancelado. Sus nombres: Susana, Susana y Felipe.
“A Dios rogando y con el mazo dando” como dice el refrán, fueron pasando algunos años y allá en el 1982, se logró plasmar una realidad que aún se mantiene.
Con la ayuda imponderable de María Santísima –Ella acompañaba la iniciativa- y la generosa ayuda del Padre Patrick Peyton, dio comienzo el espacio que hoy se llama “Tiempo de María”. Media hora diaria en una radio, que hoy día casi 28 años después, se ha extendido al resto del país. Había comenzado solamente en Montevideo, la capital. Muy pronto, se sumaron dos emisoras de Departamentos alejados: Paysandú y Tacuarembó.Hoy el total de radios que transmiten “Tiempo de María” son 13, dos más en la capital, CX22 Universal y CX12 Oriental -Radio de la Arquidiócesis de Montevideo- y el resto en otros Departamentos también alejados de Montevideo: Rivera (con 3 emisoras) Artigas, Colonia, Treinta y Tres y Rocha.
Somos conscientes de que nosotros –dos de las tres personas que comenzaron y quienes se han ido sumando -solamente plantamos la semilla y es la Virgen quien la riega y hace crecer en los corazones de los oyentes. Este equipo cumple con su parte humilde y sencilla, María Santísima hace el resto.
Actualmente conforman el equipo junto a las dos fundadoras, nueve voluntarios: Graciela, Rosario, Graciela, Nicolás, Damián, Magdalena, Rafael, Gloria y Josefina. Siempre amparado por HCFM Pastoral de la Familia, que con su generoso aporte posibilita esta misión apostólica y mariana, el espacio sigue adelante con fuerza y decisión.
Hoy, quien les relata esta pequeña y grande historia es una de las fundadoras, que tiene el honor y la responsabilidad de ser la Directora Internacional de la misión.
Gracias, a la Santísima Virgen María por tenerme de su mano. Gracias a “El Rosario en Familia Internacional”, a su Presidente el Padre John Phalen HCFM, y a su Director Internacional el Padre Jaime Phalan HCFM, por la confianza que me otorgan.
Gracias a todos los que colaboran, tanto lejos en el Centro del Padre Peyton, como aquí en mi país. Gracias a los oyentes que con su permanente estímulo, nos hacen ir siempre adelante.
Vamos por más... hasta cubrir el cielo del Uruguay con las Avemarías del Rosario.
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Para pensar y actuar
Este es un cuento sobre cuatro personas cuyos nombres eran: Todos – Alguien – Cualquiera y Nadie.
Había que hacer un trabajo importante y Todos fue el encargado de hacerlo.
Todos estaba seguro que Alguien lo haría. Sin embargo, aunque Cualquiera podía haber hecho el trabajo Nadie lo hizo.
Esto enojó a Alguien, porque el trabajo correspondía a Todos. Pero Todos había pensado que Cualquiera haría el trabajo. Nadie se dio cuenta de que Todos no iba a hacerlo.
De manera que el cuento termina con que Todos le echó la culpa a Alguien, cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho.
Amigos nuestros: acaso ¿no ocurre esto tantas y tantas veces? Solemos esperar que otra persona actúe por nosotros, haga nuestro quehacer. Tal vez no por pereza sino que alguna vez será por delegación de la responsabilidad, y otra vez, simplemente porque la tal cosa que tenemos que hacer no nos gusta o nos resulta difícil.
Cuando el trabajo sea importante y personal, debemos realizarlo porque esa es nuestra tarea y no le corresponde a otros.
Con total confianza en Dios y su ayuda y la intercesión de María nuestra Madre, seguramente sabremos cumplir como buenos.
No dejemos que Alguien, Nadie o Cualquiera ocupe nuestro lugar en la misión que se nos ha encomendado.
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Reflexión simple
Cuando compramos algún artículo –un electrodoméstico, por ejemplo- leemos el manual de instrucciones para su uso correcto, que cada uno trae.
Nosotros nacemos – Dios nos da la vida- y también traemos nuestro “manual de instrucciones” que Dios escribió para los hombres, a fin de que tengan una vida útil y feliz: este manual se llama “Los Diez Mandamientos” que se resuman en dos: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”.
Cuando los manuales de instrucción de uso de los artículos comprados se ignoran o se aplican mal, el artículo se deteriora, disminuye o acaba su vida útil. Fallan.
Cuando el hombre ignora o no aplica bien en su vida los Diez Mandamientos dados por Dios, sucede lo mismo: falla. Así lo hacemos y así nos va.