Oraciones

A la virgen María

María es mi madre

María es mi Madre, bajo su manto me amparo, María es mi Madre, Me pongo en sus brazos y Ella me estrecha contra su Corazón; la escucho y su palabra me instruye; la miro y su belleza me ilumina; la invoco ante su imagen y su bondad me atiende, María es mi Madre.

Si estoy débil, me sostiene; si enfermo, me sana; si muero por el pecado, me lleva a la vida de la Gracia, María es mi Madre.

En la lucha diaria me socorre; en la tentación me auxilia; en la angustia me consuela; en el trabajo me sostiene; en la agonía me acompaña, María es mi Madre.

Cuando camino en la vida, a Jesús me conduce; cuando lloro mis culpas, Ella me alienta; cuando le pido favores, siempre me escucha, María es mi Madre.

En la vida diaria, alienta mi esperanza; y en la muerte experimento la cercanía de su amor, María es mi Madre.

Oración a la Virgen María

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

María, señora del silencio y de la palabra

Madre, tu corazón de pobre es el arca de la palabra redentora, de la palabra de vida, porque Tú has hecho del mismo silencio, tu elocuencia.
Enséñanos a madurar nuestra palabra en el silencio, haznos caminar por el sendero de la fe y de la humildad, buscando el rostro de tu Hijo.
Haznos pobres, pequeños, abiertos, para acoger a tu Hijo con sencillez.
Madre del silencio y de la palabra haznos comprender el valor del silencio, para que nuestra palabra transmita vida, y sea testimonio de nuestro obrar.
Ilumina nuestro mundo tan envuelto en la sombra del mal. Haznos entrar en la profundidad silenciosa del misterio de tu Hijo, para que a pesar del trajín de la vida, construyamos en nosotros un lugar de encuentro con Dios.
Danos tu fortaleza y serenidad para enfrentar las dificultades, tu paz y equilibrio, tu alegría y sencillez de corazón. Enséñanos a amar, a servir, a adorar, a dar sentido a la vida; pero, sobre todo, a aprender a hablar y a callar, Señora del silencio y de la palabra.

Oración ingenua y popular a Santa María

Dulce Madre, no te alejes,
Tu visión de mí no apartes,
Ven conmigo a todas partes,
Y solo nunca me dejes.
Ya que me proteges tanto,
Como verdadera Madre,
Haz que me bendiga el Padre.
El Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.

A nuestra señora Belén

Señora de Belén, Señora de la Noche más buena y esperada, Señora del silencio y de la luz, Señora de la paz, la alegría y la esperanza. Señora de la sencillez de los pastores y de la claridad de los Ángeles que cantan: “Gloria a Dios en el Cielo, y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”.

Señora de los pobres y de los niños, Señora de los que no tienen nada, de los que sufren soledad porque no encuentran comprensión en ningún alma. Gracias por habernos dado al Señor en esa única Noche de la historia. Por habernos entregado el Pan que nos faltaba. Gracias por habernos hecho ricos con tu pobreza y tu fidelidad de Esclava. Gracias por tu silencio que recibe, esclarece y engendra la Palabra. Nos sentimos felices en esta Navidad. Y con ganas de contagiar esta dicha a muchas almas.

De gritar a los hombres que se odian: que Dios es Padre y los ama.
De gritarles a los que tienen miedo: “No temáis”.
Y a los que tienen el corazón cansado: “Adelante, que Dios los acompaña”.
Señora de Belén.
Señora de la noche y la mañana.
Señora de los campos que despiertan porque Jesús ha nacido en la comarca.
Señora de los que peregrinan, como Tú sin hallar tampoco una posada.
Enséñanos a ser pobres y pequeños.
A no tener ambición por nada.
A desprendernos y entregarnos.
A ser los mensajeros de la paz y la esperanza.
Que esta Noche de Luz que Tú nos diste sea el comienzo de una claridad que no se acaba.
Que el amor sustituya a la violencia.
Que haya justicia entre los hombres y los pueblos.
Que en la Verdad, la Justicia y el Amor, se haga la verdadera Paz cristiana.
Que en Nochebuena Jesús nazca también en nosotros y que al vivir nuestra vida diaria, podamos decirles a los hombres:
“No temáis. Les traemos la Buena Noticia, la gran alegría para todos: en la ciudad de David ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor.
Amén.

ORACION A MARIA DE LA ESPERANZA.

Madre:
En nuestros días Dios sigue esperando
su Reino de hermanos,
que está muy lejos de la realidad.
Y nos pide,
como a Ti en Nazareth,
que demos lo mejor de nosotros mismos
para ayudarlo a realizar su proyecto divino.
María,
¡cómo cuesta decirle sí al Señor!

Cómo cuesta decir sí
más allá de las palabras,
decir sí con los hechos, con actitudes,
con gestos, ¡con la vida!

Enséñanos a esperar en el Señor,
a confiar en su Palabra,
a dejarnos guiar por su Espíritu.
Enséñanos a escuchar su voz
En la realidad de todos los días.

Enséñanos a orar
para no perder la esperanza,
para discernir dónde poner los esfuerzos
y descubrir nuestro lugar y misión.
Enséñanos a orar
En las dificultades y contratiempos,
para no desalentarnos
y saber ofrecer todo a tu Hijo Jesús.
Amén

Angelus (de María)

El Ángel del Señor anunció a María.
Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Rezar el Avemaría.
He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu Palabra.
Rezar el Avenaría.
Y el verbo se hizo carne
Y habitó entre nosotros.
Rezar el Avemaría.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración. Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestros corazones; para que
habiendo conocido, por el anuncio del Ángel, la encarnación de tu Hijo
Jesucristo, por su Pasión y su Cruz, seamos llevados a la gloria de la resurrección.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Rezar el Gloria

Angelus (de San José)

El Ángel del Señor llevó el anuncio a José:
“No temas tomar a María como tu Esposa”.
Se repite la oración Salve, José,
Hombre justo, Esposo virginal de María y Padre virginal de Jesús.
Tú eres bendito entre los hombres, y bendito es el Hijo de Dios que a ti fue confiado.
- San José, Padre de la gran familia de los hijos de Dios, ruega por nosotros
pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

He aquí el Siervo del Señor
Hágase según tu Palabra.
Se repite la oración Salve, José...
Y la Virgen dio a luz un Hijo
Que José llamó Jesús.
Se repite la oración Salve, José...
Ruega por nosotros, Padre adoptivo del Hijo de Dios
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

Oración. Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestros corazones.
Tú que con el anuncio del Ángel nos revelaste la encarnación de tu Hijo,
por su Pasión y su Cruz, por la mediación de la Santa Virgen María y de San José,
su esposo, guíanos a la gloria de la resurrección.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Rezar el Gloria